En la forma de un árbol pueden intervenir muchos factores a pesar de que cada especie muestra sus propias tendencias de crecimiento. Este Pino Carrasco (Pinus halepensis) de unos 5 m de altura y un diámetro de tronco de unos 40 cm ha adquirido un porte muy llamativo que se explica sobre todo por la acción del cierzo y las ovejas. Se trata de un ejemplar aislado en medio de una llanura y el viento ha forzado constantemente las ramas y el tronco haciendo que crecieran torcidas hacia el sureste. Además, el ganado ovino que se aloja en una paridera cercana ha ido ramoneando las ramas bajas hasta una altura de 1,5 m. Este mismo árbol en el interior de un bosque de pinos habría crecido en altura, en vez de expandirse en anchura, debido a la competencia por la luz con sus compañeros de pinar.