Es posible que muchos os preguntéis cómo hago estas fotos de fardachos (Lacerta lepida) tan aparentes. ¿Soy acaso un fotógrafo visionario con un equipo profesional del carajo?, ¿son las fotos montajes o las retoco con un potente software de edición digital de imágenes?. Pues a todo no. Muchas fotos de fauna que parecen naturales como si el fotógrafo pasara por allí o se hubiera quedado esperando durante horas, han sido en realidad preparadas a base de trucos y muchos “posados reptilianos”. Sin olvidar que las cámaras digitales nos permiten cientos de disparos y siempre sale alguna foto buena. Por lo menos ese es mi peculiar estilo.
A parte de la cámara de fotos, lo primero y fundamental para el desarrollo de la práctica es hacernos con un ejemplar de fardacho. Como la cosa no es ir por ahí agobiando a estos simpáticos reptiles lo mejor es ir a un aljibe donde hayan podido quedar atrapados. Por ley natural, al liberar un animal de un aljibe se adquieren unos minutos extra para su manipulación, aunque debemos estar seguro de no causarle daños ni un estrés excesivo.
Antes de seguir me gustaría aclarar que no estoy invitando a los lectores a capturar especies protegidas. De hecho, si podemos hacer la foto sin tocar ni molestar al animal pues mucho mejor. Me limito a relatar, intentando ser ameno, como son las jornadas de campo de los que disfrutamos observando a la fauna. Para proteger la naturaleza no hay que prohibir tocar y fotografiar el mayor número de especies posibles. Hay que evitar, por ejemplo, la construcción de un quinto cinturón en una ciudad que todavía no sabe usar el tercero ni ha terminado el cuarto. Pero esto es otra historia, volvamos a la fotografía.
Una vez sacado el fardacho del aljibe debemos comprobar su estado. Si está muy débil o herido no está listo para una sesión de fotos y lo liberaremos lo más rápidamente posible en un lugar seguro, como puede ser una zona de rocas o vegetación densa. Si está en buenas condiciones de forma podemos liberarlo en una zona despejada para ver cuál es su actitud. Algunas veces salen como cohetes en cuanto tocan suelo y hay que volverlos a capturar o cortarles el paso. Cuando se ven acorralados son tan orgullosos que dejan de huir y alzan la cabeza con las mandíbulas abiertas de par en par y siguen en esa posición amenazante a la espera.
Ese es buen momento para acercarnos y hacerles fotos como esta. En este caso lo he pillado con la boca cerrada pero si queremos que la vuelva a abrir sólo hay que acercarle una mano y vuelve a la postura defensiva. Para fotos más artísticas, como la de portada del post con Valmadrid de fondo, el fardacho ha de estar un poco cansado y se deja colocar como nos convenga.
Cansar a un fardacho haciéndole correr resulta poco digno y estresante para él. Además se cansa en menos tiempo cuando muerde con su poderosa boca. Meterle palitos en la boca tampoco es honroso y puede causarle heridas en los dientecillos. Lo mejor es dejar que nos muerda un par de veces en la palma de la mano, bajo el dedo meñique. Es importante que le dejemos coger mucha carne para que no duela. Si te pilla un pellizco te puede hacer polvo. Al morder hace mucha presión y suelta en seguida si nos estamos quietos, bien quietos. Si movemos la mano atenazará y podemos ver las estrellas.