Una gran cantidad de los aljibes que conozco en La Muela, Valmadrid, Fuendetodos, Muel, Botorrita, Épila y María de Huerva tienen forma circular. Muchos tienen escaleras verticales, otros sólo unos hierros como agarre y el resto no presentan estructura alguna que permita otra forma de entrar y salir que trepando o descolgándose con cuerdas, si son profundos.
El diseño que muestra la imagen corresponde a lo que sería un aljibe circular ideal. Tiene una rampa para permitir que los animales que caen puedan salir y no mueran ahogados o de inanición, si el aljibe está seco. Además favorece que el aljibe pueda ser usado como bebedero seguro para todo tipo de animales, y facilita las tareas de limpieza en caso de que se acumulen fangos y el aljibe pierda capacidad.
El diseño típico no tuvo en cuenta la mortalidad de fauna que podrían llegar a producir estas infraestructuras cuya finalidad es abastecer de agua al ganado trashumante o los que pastan por el secano. Atraídos por el agua, los anfibios intentan procrear en estos lugares sin mucho éxito, ya que tanto los padres como su descendencia quedan atrapados en el aljibe, donde acaban muriendo si no son rescatados.
Las cifras reales de la mortalidad de estos aljibes se desconoce por falta de estudios en este sentido. En cierto sentido esto es lógico, ya que en nuestro país también hay una gran carencia de estudios de mortalidad en otras infraestructuras de más impacto como carreteras, vías ferroviarias o tendidos eléctricos. Los obligatorios estudios de mortalidad de avifauna en parques eólicos no puedo considerarlos una bibliografía aceptable ya que sospecho del rigor con el que se suelen realizar.
Conseguir fondos para modificar o adaptar estos aljibes para un uso sin peligro por parte de todas las especies de fauna del secano es una tarea difícil. Lo primero es realizar estudios rigurosos que permitan estimar la mortalidad e impacto sobre las poblaciones afectadas que provocan los aljibes.